"Encallados", la travesía emocional del artista cubano Adalberto Arteaga Fernández en Puerto Vallarta

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Brenda Montiel

5/9/20253 min read

Puerto Vallarta, con su alma cálida y corazón artístico, recibe a un creador cuya obra navega entre la nostalgia, la esperanza y la identidad: el artista cubano Adalberto Arteaga Fernández, quien expone por primera vez fuera de su país natal con la muestra "Encallados", una colección de impactantes obras que ya está cautivando a locales y visitantes en la Galería Barcelona Tapas.

Originario de Cuba, Adalberto encontró en la pandemia un inesperado catalizador creativo. Aquel tiempo de encierro fue, paradójicamente, una ventana hacia su interior. “Fue como abrir un baúl lleno de ideas que estaban esperando salir”, cuenta el artista. De ese baúl surgieron poderosas imágenes, inspiradas en la vida isleña, en el deseo de libertad, en el anhelo de horizonte. Así nació “Encallados”.

Un faro, un bote y los cubanos: símbolos que hablan al alma

Las piezas de esta exposición giran en torno a una simbología profundamente personal y universal. El faro —presente en muchas de sus obras— representa “una guía, un símbolo de esperanza y paz, que ilumina el camino hacia un futuro mejor”. Es ese punto en el horizonte que anhelan tantas almas.

El bote, en cambio, simboliza a Cuba misma y los hombres dentro del bote... son los cubanos, navegando, esperando, resistiendo. Son retratos metafóricos de vidas que, como la del propio Adalberto, están marcadas por la insularidad, por los límites, pero también por la inmensa fuerza de seguir adelante.

Del Caribe al Pacífico: un encuentro de almas gemelas

La historia detrás de esta exposición también es emotiva. Fue William Carballo, propietario de Barcelona Tapas, quien invitó a Adalberto a mostrar su trabajo. Así, con cerca de 25 obras, el artista llegó por primera vez a México, a Puerto Vallarta, una ciudad que, según sus propias palabras, le ha brindado calidez, apoyo y una conexión especial. “Aquí he sentido una familiaridad única. El océano, los pescadores, las lanchas... hay tanto de Cuba en este paraíso del Pacífico”, afirma con emoción.

Entre el arte y el corazón

Aunque ahora su arte cruza fronteras, el corazón de Adalberto sigue anclado en Cuba. Allí permanecen su esposa, quien es una científica y su hijo, quien continúa sus estudios, ellos son su pilar. “Ellos son mi soporte, si algún día me mudo a Puerto Vallarta, sería con ellos, de lo contrario, no dejaría mi hogar”, confiesa con firmeza y amor.

Una despedida temporal y una promesa de regreso

Adalberto se marchará de Puerto Vallarta por unos meses, pero no sin antes dejar una huella imborrable. Promete volver con más obras, más historias y más luz. Su deseo: que el pueblo mexicano, y en especial los vallartenses, conozcan a profundidad su arte, su mensaje, su Cuba.